domingo, 2 de junio de 2019

Olvidar un amor imposible en tres pasos

“Cómo olvidar un amor imposible” es algo que se preguntan muchas personas. En la vida real, a diferencia de las películas románticas, no siempre se pueden derribar todos los obstáculos y lograr que el amor prevalezca.
buscar una relación imposible
A veces hay amores imposibles que no producen satisfacción, sino que se enquistan en lo más profundo del corazón y provocan mucho daño. En esos casos, lo mejor es aceptar la realidad y aprender a olvidar a esa persona, pero olvidar a alguien a quien amamos, aunque ese amor nos duela no es tarea fácil.

Amor no correspondido

En una ocasión alguien afirmó que no hay amores imposibles, sino amantes cobardes. De hecho, muchas personas dejan de luchar por un amor debido a obstáculos que en realidad se pueden sortear, como pueden ser las diferencias sociales, la distancia geográfica o incluso la diferencia de edad.
Sin embargo, hay amores por los que no vale la pena luchar, esto sucede cuando no hay reciprocidad, lo que conocemos como un amor no correspondido, como cuando una de las personas no siente lo mismo por el otro, ya tiene pareja o tiene una orientación sexual diferente. En esos casos, aferrarse a esa ilusión significa hacerse daño.
El amor es cosa de dos y no podemos exigir al otro que nos quiera, por lo que cuando nos enamoramos de una persona que no puede o no quiere correspondernos, se convierte en una misión suicida.

¿Por qué nos empeñamos en un amor imposible?

Los amores imposibles son típicos de la etapa adolescente, el estudiante que se enamora del profesor es un ejemplo clásico. Sin embargo, a medida que maduramos estos amores quedan atrás y el objeto de nuestro deseo comienza a ser una persona más similar a nosotros, que comparte nuestros gustos e intereses.
No obstante, hay quienes se sumergen en un bucle de relaciones imposibles que nunca llegan a buen puerto. Veamos algunas de las causas por las que nos obsesionamos con alguien que no nos corresponde:
En algunos casos la persona realmente no está buscando una relación de pareja estable, sino que puede estar escondiendo un temor al compromiso. En la práctica, ese amor imposible es un truco para mantenerse alejada de relaciones reales y de los “riesgos” que estas conllevan.
Las personas con baja autoestima y tendencias masoquistas a nivel emocional pueden tener la idea inconsciente de que ellos no merecen tener una relación de pareja sana y estable, y se embarcan en relaciones imposibles.
Cómo olvidar a alguien
Otras veces nos empeñamos en un amor imposible porque lo idealizamos, creemos que si esa persona nos amase nuestra vida sería mejor o más completa. En realidad no nos enamoramos de la persona en sí, porque en la mayoría de los casos no la conocemos lo suficiente, sino de la imagen idílica que hemos formado, nos enamoramos de la persona que nos gustaría que fuera.
En otros casos simplemente nos sentimos atraídos por algo que tiene sabor a prohibido, como ser el amante de otra persona que ya tiene pareja. Por consiguiente, ese amor se convierte en un reto, un desafío. De hecho, si la persona comienza a interesarse realmente por nosotros y el amor se materializa en algo real no es extraño que la relación pierda automáticamente su encanto. Otras veces, cuando nuestra autoestima está condicionada al logro,  conseguir el reto de que alguien deje a su pareja por nosotros supone una prueba de que somos valiosos.

¿Por qué es tan difícil olvidar un amor imposible?

Casi siempre, cuando una relación de pareja llega a su fin, es porque ha atravesado por una serie de fases que la han conducido al desencanto. Por eso, aunque la ruptura suele ser dolorosa, tarde o temprano logramos pasar página. Sin embargo, en los amores imposibles la decepción no llega, nos quedamos permanentemente ilusionados. Entonces olvidar equivale a dejar atrás un sueño.
No obstante, vivir atados a un amor no correspondido implica maniatar nuestra vida emocional. Cuando nos llenamos de ilusiones que no se concretan, no solo nos hacemos daño, sino que nos impedimos encontrar a una persona que realmente pueda satisfacer nuestras expectativas. Apostar por un amor imposible es como hipotecar nuestras emociones, es como cultivar sin la posibilidad de ver los frutos. Por eso, a largo plazo, este tipo de amor provoca una gran frustración.

¿Existe una predisposición a involucrarse en relaciones imposibles?

Hay personas que son más propensas a involucrarse en este tipo de relaciones, ya sea por sus características de personalidad, por sus creencias, su mentalidad o por la educación que han recibido.
Las personas con una baja autoestima pueden ser víctimas de este problema ya que, en el fondo, creen que no merecen una relación real por lo que se fijan en personas que no les pueden corresponder.
Las personas que han sido educadas haciéndoles creer que no valían nada, también tienen mayores probabilidades de caer en un mecanismo de auto-sabotaje. Aunque sean adultas, siguen creyendo que no merecen conseguir las cosas buenas en la vida, como una pareja que las ame y apoye, por lo que se fijan en relaciones imposibles y así confirman la imagen que tienen de sí mismas.
Las personas con tendencias masoquistas también suelen sentirse tentadas por los amores imposibles ya que esta “relación” satisface sus ansias de sufrimiento y dolor. De hecho, un estudio realizado en la Universidad de Michigan demostró que el rechazo de una persona activa las mismas áreas del cerebro que se movilizan cuando experimentamos un dolor físico.
El problema de base suele ser un monopolio emocional. Es decir, cuando una persona ha crecido marcada por una emoción negativa, como puede ser la angustia o la sensación de rechazo, tendrá la tendencia a involucrarse en situaciones que generen esa emoción. Por consiguiente, un amor imposible les permite perpetuar las emociones que vivieron en su infancia y mantenerse dentro de un círculo autodestructivo, que es el único que conocen.

¿Cómo olvidar un amor imposible? 

Si has caído en las redes de un amor imposible y no es la primera vez que te sucede empieza por mirar dentro de ti y encontrar las causas que te llevan una y otra vez por el mismo camino. Pregúntate por qué te enamoras de personas inalcanzables. Quizás descubras que tienes miedo al compromiso, que no estás preparado/a para enfrentarte a una relación sentimental o que estás repitiendo experiencias emocionales que provienen de tu infancia.
Hay quienes “disfrutan” de ese amor idílico porque se sienten relativamente cómodos en la zona de confort que han creado y les aterroriza la perspectiva de iniciar una relación de pareja real, en la cual tienen que abrirse emocionalmente a otra persona.
Sea cual sea la causa, sé sincero contigo mismo, quizá en este punto te ayude un profesional de la psicología, ya que te brindará una perspectiva objetiva y te ayudará a conocerte mejor a ti mismo.
amores imposibles

Cómo olvidar a alguien en tres pasos

Si necesitas saber cómo olvidar a alguien porque sabes que es un amor imposible sigue estos tres pasos:
El primer paso es tomar la decisión firme de hacerlo. Esto, aunque pueda parecer de perogrullo, puede resultar muy difícil, ya que muchas veces nos resistimos a olvidar a una persona o hacer lo necesario para ello, cómo evitar el contacto por un tiempo, porque nos aferramos a la idea romántica de que, cómo en las películas, un milagro va a suceder y vamos a alcanzar la felicidad con esa persona y, por otra parte, siempre cuesta separarse de la persona amada o hacerse a la idea de que nuestro amor es un imposible.
Para tomar esta decisión es importante que seas realista y pienses en tu felicidad. Si seguir enamorado/a de esa persona te hace daño, quizá sea el momento de pasar página.
El segundo paso consiste en sentirte bien contigo mismo/a. Si no te sientes a gusto contigo, si no te amas lo suficiente, entonces no estás preparado/a para comenzar una relación de pareja saludable. No olvides que los conflictos internos son la causa más común de los problemas de pareja.
También es conveniente reflexionar sobre los ideales que has creado. ¿Estás enamorado/a de una persona real o de una imagen idílica? ¿Hasta qué punto conoces a esa persona? ¿Conoces sus defectos y manías? Es probable que te asombre descubrir que en realidad conoces muy poco de esa persona y que estás enamorado/a del ideal que has creado en tu mente.
Por último, el tercer paso para olvidar a alguien es abrirte a nuevas experiencias. No se trata de que apliques el proverbio “un clavo saca al otro”, pero debes ser consciente de que cuando estás obsesionado/a con un amor, no logras ver lo que ocurre a tu alrededor, te cierras a los demás y te impides vivir. Obsesionarse no es estar enamorado, aunque así lo creas. Quizás la persona que te hará feliz se encuentra justo delante de tus narices y no puedes verla porque estás mirando en la dirección equivocada.
¿Y tú? ¿Has vivido alguna vez algún amor imposible? ¿Estás viviendo ahora una relación imposible?¿Necesitas olvidar a alguien y no puedes? Si quieres dejar de obsesionarte por una persona o sientes que no puedes olvidar a alguien que no te hace feliz en Albiach Psicólogos somos expertos en pareja y podemos ayudarte.

viernes, 15 de febrero de 2019

Reembolso de las sesiones de Psicoterapia por Seguros Médicos





Seguros médicos: reembolso del precio de las sesiones de psicoterapia
¿Sabías que tienes la posibilidad de recibir un reembolso de la cantidad que pagas por las consultas? Tus sesiones o consultas pueden costarte un 80 o casi un 100% menos si estás pagando en la actualidad una póliza de reembolso y si cumples con los requisitos.




¿Un ejemplo? Si una de nuestras consultas te cuesta 70 euros (ver según el caso concreto) y se te entrega después un reembolso del 80%, la consulta te saldría por sólo 14 euros.
Te explicamos cómo funciona.

¿Qué tipo de seguro necesito?

Muchos de los seguros médicos de reembolso actuales tienen estipulada la devolución de los gastos de asistencia sanitaria por profesionales y centros que no estén incluidos en su catálogo o cuadro de especialistas.
Cada una puede tener unas normas distintas pero normalmente, acudes a tu psicoterapeuta, solicitas la factura por la consulta o consultas y más tarde, lo envías a la aseguradora. Ésta te devuelve el importe pactado en las condiciones de reembolso (entre un 80 y un 100% del gasto).
No hay que confundir este tipo de pólizas con las de los de los seguros de asistencia sanitaria o cuadro médico (en las que tú, como asegurado/a abona una cantidad a la compañía aseguradora y ésta, a cambio, pone a tu disposición un cuadro médico y una serie de servicios).
Infórmate en tu aseguradora si estás pagando un seguro de reembolso.

¿Hay un listado oficial de aseguradoras que ofrezcan este tipo de pólizas?

Muchas compañías ofrecen en la actualidad pólizas de reembolso. Infórmate si la tuya cubre todos los tratamientos de psicología o solo los de corta duración.

¿Existen límites para el reembolso de psicoterapia?

Es algo que también marca cada aseguradora pero la mayoría establece un límite. Te recomendamos consultarlo previamente.

¿Cuáles son los pasos para el reembolso?

Estos son los pasos habituales:
§  Un médico de cabecera, psiquiatra o pediatra de tu aseguradora te aconseja un tratamiento de psicoterapia.
§  Por tu parte, adelantas el dinero que será más tarde reembolsado.
§  El Prado Psicólogos redacta un informe oficial en el que se detalla la psicoterapia recibida.
§  Tramitas la autorización en la compañía aseguradora, presentando el informe anterior y las facturas correspondientes.
§  Recibes el reembolso en el tiempo estipulado por la compañía aseguradora.

¿También es aplicable en el caso de niños y jóvenes en edad escolar y universitaria?

El coste de la psicoterapia de tu hijo o hija también puede ser reembolsado casi en su 100%.
Recomendamos que te asesores en tu aseguradora ya que muchos seguros escolares cubren las sesiones de psicoterapia.
Muy pronto, la tranquilidad que necesitas. Conócenos hoy y llámanos al teléfono 963721985 o a través del siguiente enlace.


jueves, 6 de septiembre de 2018

La disociación: Cuando la mente se desconecta de la realidad para protegernos.


En este artículo vamos a profundizar sobre el mecanismo de disociación, un  recurso de adaptación de nuestro cerebro que puede convertirse en un arma de doble filo.

  • Afrontar una situación traumática no es fácil. El costo emocional, y a veces físico, suele ser elevado, hasta tal punto de que a veces nos preguntamos si podremos sobrevivir emocionalmente a esa experiencia. Sin embargo, aunque no contemos con los recursos psicológicos necesarios para enfrentar el trauma, muchas veces podemos seguir adelante gracias a un mecanismo que nuestro cerebro pone en marcha para protegernos: la disociación.
    disociación

    ¿Qué es la disociación?

    La disociación es un mecanismo adaptativo que “desconecta” nuestra mente de la realidad cuando nos encontramos ante una situación límite que sobrepasa nuestros recursos psicológicos de afrontamiento. Es una “distancia de seguridad” que reduce el impacto emocional, la tensión, el miedo y el dolor del momento.
    Este mecanismo se activa de forma instintiva cuando nuestro inconsciente comprende que no hay salidaalgo común en los casos de abuso infantil y violaciones, donde la víctima no puede escapar. Entonces se activa un mecanismo de defensa pasivo que produce una especie de parálisis física y un estado de anestesia emocional. De hecho, muchos animales aplican este mecanismo de manera innata para evitar que los depredadores sigan atacando. Cuando no podemos huir de una situación terrible, nuestra mente no quiere estar en el cuerpo y termina evadiendose de la realidad.
    En la disociación, el cerebro emocional responde ante la situación traumática desconectando el córtex anterior, de manera que no podemos regular nuestro comportamiento conscientemente. La amígdala, el principal centro emocional del cerebro, activa la producción de cortisol, una hormona que termina inhibiendo el funcionamiento del hipocampo, la estructura que nos permite dar significado a nuestras experiencias y ubicarlas en nuestra historia vital. También se activa la producción de opioides, unos neurotransmisores que actúan como un anestésico natural y nos permiten soportar mejor el dolor físico y/o emocional.
    Esa es la razón por la cual, cuando sufrimos un estado de disociación ante una experiencia traumática, no mostramos expresiones faciales de dolor y nos resulta muy difícil recordar lo sucedido e hilvanar la historia de principio a fin.

    Los síntomas disociativos después de un trauma

    Los síntomas disociativos que pueden darse después de una situación de un gran impacto emocional son:
    • Lagunas de memoria. Cuando sufrimos un trauma, es habitual que “ocultemos” en el inconsciente algunos o todos los recuerdos del episodio. Se trata de una especie de mecanismo de defensa que nos permite “archivar” el trauma hasta que estemos preparados para enfrentarlo. En ocasiones, podemos “rellenar” esas lagunas de la memoria con experiencias que en realidad no ocurrieron para intentar darle un sentido coherente a la historia, lo cual explica por qué recordamos situaciones que nunca sucedieron. Por lo general, estas lagunas aparecen de forma abrupta y pueden durar algunas horas, días o incluso años, dependiendo del impacto emocional del trauma y de los recursos psicológicos que desarrollemos para afrontarlo.
    • Anestesia emocional. En algunos casos, sobre todo cuando el impacto emocional del trauma ha sido muy fuerte, se produce una especie de anestesia emocional que sirve para protegernos de nuestros recuerdos. Se trata de un estado de desapego y desconexión, que puede ser parcial o total, lo mismo ante eventos negativos que positivos. A veces, esa anestesia emocional es tan intensa que podemos llegar a sentirnos ajenos a nosotros mismos, de manera que vivimos lo que nos sucede en tercera persona, como si se tratara de una película.
    • Pesadillas. Cuando experimentamos una disociación, solemos apartar la situación traumática de nuestra mente consciente, pero es usual que revivamos pequeños flashes del episodio traumático en forma de pesadillas. Muchas veces, esos flashes no son imágenes directas de lo ocurrido, sino que son representaciones ficticias que hacen alusión al trauma.
    • Síntomas psicosomáticos. En la mayoría de los casos, los estados disociativos terminan generando problemas psicológicos que afectan la salud física. Lo más común es que se manifiesten a través de molestias gastrointestinales o dolores musculares, pero también pueden desencadenar trastornos dermatológicos, alteraciones metabólicas o dar lugar a enfermedades psicosomáticas más complejas.

    Las consecuencias de la disociación

    La disociación nos permite sobrevivir a experiencias traumáticas que, de otra forma, probablemente no hubiéramos podido afrontar o que habrían representado un costo emocional demasiado alto. Sin embargo, si este mecanismo no se supera, si no logramos integrarlo en nuestras experiencias de vida, se mantiene activo y puede dar pie a trastornos disociativos más complejos, como por ejemplo:
    cuales son los síntomas disociativos
    • Amnesia disociativa. Es un trastorno caracterizado por la incapacidad para recordar eventos importantes de nuestra vida, generalmente de carácter estresante o traumático. Esa ausencia de recuerdos termina creando un estado de confusión e inseguridad que no solo afectará nuestra estabilidad emocional, sino que también nos impedirá mantener relaciones sociales asertivas y duraderas.
    • Trastorno de identidad disociativo. Conocido antiguamente como personalidad múltiple, se distingue por la presencia de dos o más estados de la personalidad bien definidos que se presentan indistintamente. Cuando adoptamos la otra personalidad, nuestras preferencias, actitudes y perspectivas cambian y comenzaremos a sufrir lagunas de memoria con los episodios recientes. Como resultado, descubriremos evidencias de cosas que no recordamos haber hecho.
    • Trastorno de despersonalización/desrealización. Se trata de una alteración compleja caracterizada por la sensación de extrañeza y falta de familiaridad con nuestro cuerpo o acciones. Podemos sentir que estamos dentro de un cuerpo que no es el nuestro o experimentar un distanciamiento del entorno, de manera que nos percibimos con una sensación de irrealidad.

    Los daños que implica culpabilizar a las víctimas por no defenderse

    En el imaginario popular se considera que una persona ha sido víctima de un trauma si muestra signos de lucha, sufrimiento y una profunda afectación emocional. Sin embargo, esa imagen se corresponde únicamente con una de las posibles reacciones ante el trauma, obviando la existencia del mecanismo de disociación.
    Debemos tener en cuenta que un trauma no es el hecho en sí, sino la conjugación de las circunstancias que vivimos, el significado que les conferimos y nuestros recursos psicológicos de afrontamiento. Eso significa que todos no reaccionamos de la misma manera y que, ante una agresión o situación de riesgo, cada persona activará el mecanismo de afrontamiento que considera más seguro y efectivo para sobrevivir: intentará huir si es posible; luchará si cree que tiene oportunidad de ganar o asumirá una actitud pasiva para intentar reducir el impacto del trauma.
    La elección de uno u otro mecanismo de afrontamiento dependerá de las circunstancias y de nuestra capacidad para adaptarnos a ellas, lo que significa que una elección no es mejor ni más válida que otra. De hecho, la decisión más inteligente, entendiendo la inteligencia como nuestra capacidad para adaptarnos a las circunstancias, es aquella que nos permita sobrevivir.
    Por desgracia, aunque asumir una postura pasiva puede, literalmente, salvarnos la vida en una situación de abuso sexual, muchas víctimas experimentan una profunda sensación de vergüenza y culpa, lo cual representa una carga añadida al dolor emocional que ha generado el trauma. Si a esto se le suma la crítica y el enjuiciamiento social por la manera de afrontar el evento, el precio emocional que tiene que pagar la víctima es demasiado elevado. Por eso, culpabilizar a las víctimas de agresiones sexuales por no defenderse es un error terrible.

    Ejemplo de un caso real de disociación: La víctima de “La manada”

    Un caso muy conocido de disociación ante un evento traumático fue el que sufrió la víctima de “La manada”. Una chica que, ante la crueldad ejercida conscientemente por un grupo de atacantes que la superaban en fuerza y número, apostó por la única salida que tenía: desconectarse de la realidad. Ello explica por qué su rostro no mostraba ninguna reacción de rechazo evidente, por qué no se defendió y por qué sus recuerdos sobre esa noche son tan vagos e incongruentes.
    Uno de los jueces calificó su reacción como extraña, asumiendo que la falta de señales de lucha y/o rechazo suponía un consentimiento implícito, lo cual incidió en la sentencia. En realidad, esa chica reaccionó como lo haría cualquier víctima de una agresión sexual que no tiene escapatoria: cuando su inconsciente comprendió que no había salida, para sobrevivir y aliviar el dolor, tuvo que “desconectarse”.
    Por desgracia, sobrevivir a esta agresión sexual fue solo la primera prueba a la que la víctima de “la manada” tuvo que enfrentarse, porque luego llegó la culpa, la vergüenza por lo sucedido y, más tarde, la recriminación de un poder judicial que puso en tela de juicio su inocencia ante lo que, a todas luces, fue un acto brutal y violento. Y se pasó de juzgar a los agresores, a juzgar a la víctima.
    qué es disociación psicológica
    Lo peor, es que no solo se culpabilizó a esta víctima, sino que esa sentencia también culpabilizó a todas las otras víctimas de abusos sexuales que solo han podido recurrir al mecanismo de disociación para salvar su vida y/o su integridad psicológica. Esta sentencia deja entrever que solo hay violación cuando una mujer prefiere la muerte a la deshonra y que está obligada a demostrar su inocencia desafiando a sus agresores.
    Sin embargo, no debemos olvidar que todas las violaciones no son actos impulsivos, hay muchas, como en el caso de “La manada”, en la que los agresores crean una situación que anula subjetivamente a la víctima. La violencia más trágica, dañina y duradera no suele ser la que causa heridas en el cuerpo, sino aquella simbólica que implica la anulación de la voluntad, la humillación y la deshumanización. Lo peor de todo es que el sufrimiento que deja esa violencia se multiplica cuando ese dolor no es reconocido.

    Tratamiento psicológico de la disociación y los síntomas disociativos

    El abordaje del trauma y de los síntomas disociativos se debe hacer en tres etapas: primero estabilizar y fortalecer emocionalmente a la víctima, luego  lograr el reprocesamiento emocional de los recuerdos traumáticos y por último, habría que pasar la fase de reconexión y reintegración de la personalidad.
     En Albiach Psicólogos somos especialistas en el tratamiento de estos traumas.